Norte de Etiopía por libre

El sur de Etiopía nos había mostrado alguno de los comportamientos humanos más negativos de lo que llevábamos de viaje por la agresividad de una buena parte de la gente con la que coincidimos, por su mercantilización del trato personal, por el cual siempre esperaban dinero a cambio de sus palabras con nosotros, y por generarnos una desconfianza enorme a conocer nuevas personas debido a la continua desilusión que nos generaba esa distancia de la que dos blancos parecíamos representar a la población local. Nos tomamos unos días de parón en Awassa para asentar nuestros sentimientos y valorar si darnos una segunda oportunidad al conocimiento de este país por libre o, si, por el contrario, lanzarnos a la carretera rumbo a Sudán. Tras sopesarlo y animados por el positivismo vital de Bea, llegamos hasta Bahir Dar, a un largo día de autobús al noroeste de la capital Addis Adeba.

Bahir Dar se ubica en la orilla del lago Tana, justamente en el nacimiento del Nilo Azul y es un importante punto de peregrinación para muchos cristianos ortodoxos etíopes, al albergar un gran número de monasterios en sus alrededores, muchos de ellos construidos en las islas de este lago. Este lugar fue descrito por el jesuita español Pedro Páez, quien, en 1618, sería el primer europeo en encontrar las fuentes del Nilo Azul, mucho antes que Livingstone o Burton. También fue Páez el primer europeo en probar el café, una bebida “extraña” que le ofreció el rey a su paso por Etiopía. La historia siempre suele menospreciar las grandes hazañas de exploración españolas frente a la exaltación/exageración de las británicas y este es un bonito ejemplo, además de otros como la primera vuelta al mundo de Magallanes-Elcano (de la cual este año se cumplen precisamente cinco siglos de su comienzo en Sanlúcar de Barrameda).  Tras conocer el nacimiento del Nilo Blanco en Jinja (Uganda) y el del Nilo Azul en el lago Tana, el siguiente punto remarcable que nos tocará en nuestro viaje será el de la unión de los dos Nilos, en Jartum, que da lugar al Nilo (sin apellidos).

En Bahir Dar visitamos el monasterio ortodoxo de la península de Zeghe, el Ura Kidane Meret, el único que no requiere tomar un caro barco turístico para llegar y al que se puede llegar en transporte público desde la ciudad. Constatamos cómo los monjes han sabido aprovechar el filón de los extranjeros para sangrarnos en cada visita. Por hacerse una idea, el coste de entrada a un monasterio (de unos 20-30 m2), que se visita en 5 minutos, es de unos 5 euros para los extranjeros (gratis para los locales). Desde la distancia, esta cantidad puede parecer trivial, pero en Etiopía, es el equivalente al sueldo de dos días o al coste de una habitación doble con baño en un hotel modesto. Estos monasterios consisten en una cabaña de piedras o madera en forma circular con un techo que antes era de paja, y que sustituyeron en la mayoría de los monasterios por la poco estética lámina metálica. En su interior destacan las pinturas al fresco de sus paredes, con distintos estilos y antigüedades (algunas tan recientes como el S. XIX) y en el suelo las alfombras y esteras de paja.  Teniendo en cuenta que muchos de los extranjeros visitan 5-6 monasterios en una mañana, eso da una idea de la entrada de divisas de la que gozan sus monjes. Durante la visita al monasterio resulta llamativo que algún monje nos pida dinero “a escondidas”, -seguramente para cubrir alguno de sus vicios-, a lo que respondemos, que vayan a pedir, nunca mejor dicho, a la Iglesia.

Nacimiento del Nilo Azul en Bahir Dar

Nacimiento del Nilo Azul en Bahir Dar

Niños jugando cerca del lago Tana

Niños jugando cerca del lago Tana

Njera, plato nacional de Etiopía con legumbres y verduras. Pese a su buena apariencia, el sabor es agrio

Njera, plato nacional de Etiopía con legumbres y verduras. Pese a su buena apariencia, el sabor es agrio y picante y a nosotros nos causó malestar en las tripas durante nuestro paso por el país

Monasterio de Meret a orillas del lago Tana

Monasterio de Meret a orillas del lago Tana

Templo de Meret

Templo de Meret

Meret, localidad a orillas del lago Tana

Zeghe, localidad a orillas del lago Tana

Mujeres cargadas como mulas en el lago Tana

Mujeres cargadas como mulas en el lago Tana

Desde Bahir Dar continuamos hacia Gondar, la que fuese capital de Etiopía. Gondar es una rareza en el continente africano al albergar castillos de piedra (del S. XVII) para proteger a la monarquía de su tiempo. A diferencia de lo que ocurre en buena parte del África subsahariana, donde sus vestigios históricos son muy escasos y en muchos casos limitados al arte rupestre, en Etiopía existe un gran conjunto de iglesias, castillos y monasterios de un estilo muy propio. Además de los castillos, en Gondar se pueden visitar los baños de Fasil, célebre por el bautismo comunal en el que saltan al agua miles de personas cada año y el monasterio de Debre Birham, famoso por su techo pintado con imágenes de decenas de querubines.

Castillo Fasil en Gondar

Castillo Fasil en Gondar

Castillo Fasil en Gondar

Castillo Fasil en Gondar

Baños de Fasil

Baños de Fasil

Techo de xxx en Gondar

Techo de Debre Birham en Gondar

Anciano en Gondar

Anciano en Gondar

Niña etíope en el monasterio de Gondar

Niña etíope en el monasterio de Debre Birham Gondar

Por otra parte, Gondar es el punto de partida para conocer las cercanas montañas Simien (yendo primero a Debark, a 45 minutos en bus desde Gondar), donde habitan los babuinos gelada, los primates que son capaces de sobrevivir a alturas superiores a los 4000 metros. Inicialmente, la caminata de varios días en Simien iba a ser uno de los puntos reseñables de nuestro paso por Etiopía. Sin embargo, cuando llegamos a las oficinas del parque nacional en Debark y observando durante todo el día cómo gestionan la visita a este parque, desistimos de intentarlo y volvernos a Gondar. Entendiendo lo mucho que nos gustan las montañas, el renunciar a descubrirlas no fue ni mucho menos una decisión banal. Como puntos reseñables destacan: no es un parque nacional al uso ya que existen poblados en su interior, ganadería y agricultura, así como carretera/camino y transportes públicos, obligan a llevar un ranger armado con metralleta kalasnikov durante todo el tiempo en el parque (no hay riesgos objetivos que justifiquen su necesidad, solo generar puestos de trabajo), el acceso al parque no puede hacerse en los transportes públicos que usan los etíopes por un precio de unos 15 céntimos de euro (la entrada del parque está ubicada a solo 12km de Debark), -obligan a contratar los servicios de vehículos privados, que a principios de 2019 y operando al estilo “mafia”, costaban unos 100 euros por día-. Para hacer 12km de ida, más 12 km de vuelta, la broma de quitarte 24km de carretera con el ranger armado detrás sale carita. Si se intenta hacer en taxi este acceso, los precios también están fijados entre todos los taxistas del pueblo a unos 30 euros y solo te quitan 6 de los 12km en cada trayecto, probablemente unos taxis más caros que en Londres. Por otra parte, se debe aclarar que las montañas Simien no son ni mucho menos el único hogar de los babuinos gelada. Nosotros los vimos en otros puertos de montaña de Etiopía sin necesidad de formar parte del sistema que han montado en Simien. Para aquellos que como nosotros querían subir al techo de Etiopía, que se encuentra en estas montañas, el Ras Dejen, de 4.543 m, se debe decir que la pista forestal por la que suben los todoterrenos en la actualidad llega hasta los 4.200 m y que la ruta senderista sigue muy de cerca a la pista forestal, algo que, aunque no lo comprobamos de primera mano, tiene que restar pureza a la experiencia.

Jóvenes desafiantes pidiendo, una costumbre generalizada

Jóvenes desafiantes pidiendo increpando una de tantas veces en nuestro paso por el país

Para este momento de nuestra estancia en Etiopía, ya habíamos notado que la agresividad con el de fuera era muy superior en el sur comparativamente con el norte pero que, por el contrario, la mercantilización de las relaciones personales (patente al escuchar cada día 40 veces sin exagerar “You, you, faranji, give me money” (Traducido: tú, tú, extranjero, dame dinero) y el cobrar precios elevados por hacer cualquier visita era la tónica del país, así que decidimos obviar el extremo norte: Tigray y depresión del Danakil (esta última hay que hacerla en tour y a precio de unos 300-600 dólares por persona para 3 días) y reducir nuestra permanencia en este país. Desde Gondar pusimos rumbo a Lalibela, un pueblo de montaña que alberga 11 iglesias ortodoxas etíopes talladas en la roca durante la Edad Media. A pesar del carísimo coste de la entrada a estas iglesias, ¡50 dólares por persona! (el ticket vale para 5 días) y obviando el tema económico, la visita a estas estructuras de roca es impresionante. El primer día de nuestra visita nos sorprende ver las banderas francesas ondeando en Lalibela y carteles de Viva Francia. Al cabo de un rato, un joven nos explica que ese día llegaría el presidente francés Emmanuel Macron, junto con el presidente etíope, y que se esperaba que, en un alarde de generosidad, Francia financiase la sustitución de las estructuras metálicas que previamente había instalado Italia para la protección de las iglesias contra la erosión. Al parecer, las estructuras italianas corrían riesgo de caerse sobre las iglesias que, irónicamente, trataban de proteger. Hace unos años ondeaban las banderas italianas en Lalibela y ahora lo hacen las francesas, el “Bienvenido Mr. Marshall” etíope. De nuevo, otro bello ejemplo de cómo la cooperación en muchos casos está al servicio de los intereses económicos que se tiene en un país. Acaso si entran más de 200 turistas extranjeros al día (muchos días la cifra es superior) y cada turista paga 50 dólares, ¿no dispone de medios la Iglesia etíope para financiar dichas estructuras? ¿Acaso no hay acciones más necesarias en un país en el que la mayoría vive en la extrema pobreza y sin la lluvia diaria de dinero de los turistas que recibe Lalibela?

Iglesia de San George en Lalibela, una de las más impresionantes

Iglesia de San George en Lalibela, una de las más impresionantes

Iglesia de San George al atardecer cuando los líquenes toman tonalidades de oro

Iglesia de San George al atardecer cuando los líquenes toman tonalidades de oro

Pasadizo entre las iglesias de Xxx en Lalibela

Pasadizo entre las iglesias de Bet Medhane Alem y Bet Mariam en Lalibela

Sacerdotes ortodoxos en Lalibela en plena reunión

Sacerdotes ortodoxos en Lalibela en plena reunión

Iglesia de en Lalibela

Iglesia de Bet Medhane Alem en Lalibela

Anciana seleccionando el trigo en las proximidades de la iglesia

Anciana seleccionando el trigo en las proximidades de la iglesia

Bea explorando los pasadizos de Lalibela

Bea explorando los pasadizos de Lalibela

Un poquito de postureo en Lalibela

Un poquito de postureo en Lalibela

Iglesia de San George en Lalibela, una de las postales más clásicas del país

Iglesia de San George en Lalibela, una de las postales más clásicas del país

Al día siguiente, cuando nos pregunta la gente de dónde somos, pregunta anterior a la de pedirnos dinero, nos cambiamos de nacionalidad y decimos que somos franceses con la esperanza de que nos dejen tranquilos: para entonces, eso ya era olvido. Tras tres días viendo las iglesias e intentando entender sus particulares ritos religiosos, decidimos emprender el regreso a Addis Adeba, para tramitar el siguiente visado. Pactamos un precio con un vehículo que va a hacer el viaje vacío a la capital y, cuando viene a recogernos al día siguiente, el precio ha crecido como los hongos. Le decimos que eso no es lo pactado el día anterior y nos dice que son lentejas. Hartos de este tipo de situaciones en Etiopía, tomamos la decisión de volver a la capital haciendo dedo -650km- (el tiparraco prefirió ir de vacío a llevarnos por lo pactado). El autostop pensamos que sería una forma de hacer criba y así encontrar a aquellas personas que, de forma voluntariosa, se ofreciesen a ser receptivos con nosotros. Para ello, nos cargamos la mochila al hombro y caminamos unos 5 km al sol hasta bien apartados de Lalibela. Tras esperar durante dos horas a que alguien nos llevase -todos los vehículos que paraban nos pedían 60-100 dólares por un trayecto de 80 km hasta la carretera principal-, un camión de obras nos invita a llevarnos. Ingenuos de nosotros, creemos que el símbolo de hacer dedo es internacional y cuando nos vamos a bajar del vehículo, el conductor nos dispara un precio que nos deja helados. – Bea, coge la mochila y no mires para atrás. Allí dejábamos la ilusión que habíamos depositado en este país y que tras un mes de actitud positiva de intentos se había agotado. Después de un par de trayectos en camiones y un último en autobús llegaríamos a la capital, donde pronto estaríamos animados con nuestro próximo destino, uno de los países en la lista negra de EEUU (junto con Irán, Venezuela y Korea del Norte), que con una imagen exterior de terrorismo y guerra ha mantenido oculta durante décadas su verdadera grandeza: Sudán.

Consejos para conocer Etiopía:

  • En Etiopía más que en ningún país, vale la pena contar con un buen seguro de viaje. Nosotros usamos IATI Seguros en su disciplina Grandes Viajes y Bloggers porque su cobertura es muy interesante para un viaje largo por África. Si contratas este seguro, o cualquier otro de IATI Seguros, a través de este link: puedes obtener un 5% de descuento.
  • Si después de nuestros dos posts sobre Etiopía viajando por libre todavía hemos despertado interés por conocer este país por libre y con mochila, nuestra recomendación es que si se quiere disfrutar más de la experiencia: contraten un vehículo de alquiler y un conductor de confianza que domine el amárico, esto facilitará enormemente las cosas y reducirá el estrés viajero. Si se busca conocer tribus primitivas africanas, la experiencia es mucho más tranquila y a la vez profunda, en el lago Turkana de Kenia. Si se busca el contacto con la gente, Mozambique y el norte de Zambia son lugares increíbles a nivel humano para viajeros. Si se buscan montañas africanas, la sierra del Mulanje en Malawi, el Congo Nile Trail en Ruanda, la cordillera de Drakensberg entre Sudáfrica y Lesotho, las montañas del Virunga entre RD Congo, Ruanda y Uganda o el monte Kenia son espectaculares, salvajes y con menos trabas. Por cierto, en 2019 el volcán Erta Ale de Etiopía y su célebre lago de lava, uno de los motivos por el que muchas personas venían a este país, ya no tiene lava visible; solo gas.
  • Para aquellos que vayan a viajar por Etiopía o cualquier país del este africano, la aplicación gratuita iOverlander puede resultar muy útil a la hora de encontrar alojamientos, campings y lugares de interés, con información actualizada por otros viajeros.

4 comentarios en “Norte de Etiopía por libre

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