Celebrando la llegada de Bea a Chile y su cumpleaños nos vamos a conocer La Serena y sus alrededores. La Serena es el primer núcleo de población importante al norte de Santiago. Un buen número de compañías de bus recorren de forma regular y varias veces al día el trayecto entre la capital y esta ciudad.
Allí nos recoge Loreto, a la cual hemos conocido a través de Couchsurfing, una plataforma online por la que la gente te invita a dormir en su casa por pura hospitalidad hacia los viajeros. Nos comemos unas ricas empanadas de marisco en el trayecto hacia su casa y muy pronto entablamos muy buena relación. Esa noche nos enseña el centro de La Serena (estilo colonial) y vamos a un concierto de música local de sampoñas (flautas andinas).
Loreto nos hace de guía improvisada en su 4×4 para conocer la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt. Esta Reserva está formada por tres islas sin habitar separadas unos pocos kilómetros de la costa y en las que habitan abundante vida salvaje. Tras intentar sin éxito embarcar en Chañaral del Aceituno (un pequeñísimo pueblo de pescadores) por el fuerte oleaje, lo intentamos desde Punta Choros: esta vez con más éxito. El recorrido en barco es soberbio y en seguida vemos resoplar las primeras ballenas Fin cerca de nuestra barca. Tras disfrutar de ellas un rato, la embarcación se dirige a la Isla Damas donde vemos nutrias y leones marinos. Quizá la isla de Choros nos sorprende todavía más que la anterior por la cantidad de aves que anidan y alimentan a sus polluelos en los acantilados, entre ellos el esquivo pingüino de Humboldt (en honor a la fría corriente proveniente de la Antártida que baña la costa de Chile). Cuando pisamos tierra firme de nuevo comemos en la cercana playa de Punta Choros con una sonrisa en la cara después de haber visto tanta fauna y tan concentrada. Esa noche preparamos una rica tortilla de patata en casa de Loreto y dormimos como troncos.

Ballena Fin en Isla Choros

Pingüinos de Humboldt los que dan nombre a la reserva marina, Isla de Choros

Pelícanos, cormoranes y alcatraces, Isla Damas

Leones marinos al sol

Guanacos en el camino a Punta Choros

Desierto florido rumbo a Punta Choros

Con Loreto y Facundo nos sentimos como en casa
Al día siguiente nos despedimos de nuestra anfitriona y nos dirigimos a conocer el valle de Elqui, concretamente Pisco Elqui, una localidad cuyo nombre es preciso en cuanto a la bebida que se prepara (pisco, aguardiente de 40-45º) y al valle en el que está (Elqui). Es fácilmente accesible en bus desde La Serena (a una hora y media), con salidas prácticamente cada hora. Además es un buen campamento base para conocer este famoso valle cubierto de un manto de viñas emparradas, que se agarran a las laderas en inclinaciones inverosímiles. Enseguida encontramos unas bonitas cabañas equipadas con cocina donde dormir y darnos un merecido chapuzón (Cabañas Doña Juanita). Visitamos la pisquera Los Nichos, la bodega de pisco más vieja que queda en Chile. El nombre de Los Nichos se decidió porque el fundador y sus compañeros de logia masónica hacían sus reuniones en la cava. Allí crearon un club en el que aquel que entrara tres días seguidos de pie y saliera tumbado por la cantidad de pisco que bebiera, accedería al honor de enterrarse en la cava con un epitafio digno de Borrachos Sin Fronteras. Sin embargo, la ley de enterramientos cambió en Chile y ninguno de los socios del club fue enterrado allí. En su lugar enterraron aquellas botellas de pisco que no se llegaron a beber.

Valle de Elqui desde Pisco Elqui

En la cava de Los Nichos. Para entrar en el club había que salir tumbado tres días seguidos de tanto beber pisco

En la Piedra del Guanaco, Cochiguaz
Pisco Elqui tiene un encanto especial, quizá misticismo. La gente no se deja llevar por el reloj y los artesanos inundan su plaza al atardecer. Desde Pisco Elqui hacemos autostop para conocer el cercano valle de Cochiguaz, en el cual no hay servicio de buses. Visitamos la piedra del guanaco, un bloque de granito lleno de petroglifos de distintas culturas precolombinas. Esta vez regresamos a La Serena en autostop. Una buena recomendación es hacerlo en los badenes de la carretera, ya que así los coches tienen que frenar y las posibilidades de éxito son mayores. Consejos aparte, ha sido un precioso fin de semana y seguro el inicio de muchos relatos que nos quedan por Chile.
Es un placer poder disfrutar de vuestros viajes y aprender de vosotros.
Un abrazo
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Nos alegramos que nos acompañes desde casa! Saludos!!
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Menudo cumpleaños
Algo inolvidable!!
Un besazo enorme chicosss
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Hola Mónica, Bea no es de las que quieren un vestido caro de regalo jej con ver animales en libertad está muy feliz!
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Con que haciendo autostop? Ya veo lo bien que lo pasáis y la verdad es que no hacéis más que hacernos pasar aunque soñando con esos paisajes tan bonitos unos buenos ratos compartiendolos con vosotros.Un beso muy fuerte para los dos.
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Hola Juani, nuestra más fiel seguidora! En Albelda con la de badenes que hay sería muy fácil hacer autostop, aquí en Chile al menos lo es!
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Hola chicos, me encantó ser parte del blog. Les cuento que perdí mi teléfono 😦 y reactive mi facebook. Mandenme un email y les doy un número para comunicarnos.
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Hola Loreto! Nos alegramos que te gustase! A ver cuándo nos volvemos a ver!
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