Con motivo de aprender de una vez por todas cómo deletrear el que quizá sea el país con nombre más complicado (no metieron más consonantes porque el letrero no hubiera entrado en sus 160km2 de extensión), emprendemos una escapada de fin de semana a este país de apenas 37.000 habitantes. Con un PIB per capita de 160.000 dólares al año, el segundo del mundo tras Mónaco y casi el doble de Suiza, hace parecer «pobres» a los suizos. Si pagar impuestos fuese como jugar al escondite, creo que Liechtenstein sería el lugar dónde buscar…
La llegada a Vaduz, capital del principado, y de solo 4.000 habitantes (a saber cuántas empresas tocan por persona) nos deja indiferentes, y salvo su oficina de turismo (proporcionan toda la información de los senderos) poco más se puede visitar si no se desea vaciar maletines o comprar deportivos de lujo y relojes. Saliendo de la ciudad y subiendo una cuesta se llega al palacio del príncipe Hans-Adam II. El palacio no se puede visitar por dentro y recuerda a los de la Transilvania rumana.

Castillo de Hans-Adam II , Vaduz, Liechtenstein
Siguiendo por la misma carretera se va ganando altura y las vistas de los Alpes nevados y pueblecitos de Heidi son impresionantes. Visitamos Triesenberg, paradigma de la limpieza y del buen gusto. Basta con pasear por su cementerio anejo a la iglesia para hacerse una idea del orden que reina sus vidas y muerte. Desde aquí, en diez minutos llegamos al Finisterre de este país, la estación de esquí de Malbun con la idea de subir al pico Augstenberg de 2359m. Sin embargo, nos parece un poco ambicioso para subirlo en zapatillas de trekkin con la cantidad de nieve que todavía tiene y las transiciones de roca cubiertas de blanco. Mejor intentarlo con mejor equipo o en verano. A cambio, recorremos el sendero a lo largo del cristalino río Valünerbach desde el pueblecito de Steg, el cual está precioso en esta época. Las marmotas se encuentran muy activas en los prados que se abren entre el bosque de abetos y alerces. Cuando hemos hecho hambre preparamos una pizza de sartén, una gran receta para los amantes de la furgoneta ya que no hace falta horno, con base de patatas cortadas en finas lonchas.

Iglesia de Triesenberg, Liechtenstein

Río Valünerbach, Liechtenstein

Marmota vigía, Steg, Liechtenstein

Monte Augstenberg (2359m), Liechtenstein

Estación de esquí de Malbun, Liechtenstein

Pizza de sartén, Liechtenstein
Para bajar la comida decidimos conocer la ciudad de Bregenz (Austria) en el lago Constanza, la cual es agradable de combinar con la visita a Liechtenstein. Finalmente vamos a dormir a Davos (Suiza), donde se reúnen los dirigentes mundiales para hablar de economía y de paso, por qué no, actualizar sus libretas en este bosque de bancos.
¡Gracias a mi hermana Irene por su excelente reportaje gráfico!

Davos, donde se reúnen los dirigentes mundiales para hablar de economía. Esquí, bancos y relojes son los ejes de esta lugar

Davos, Suiza