Aprovechando la relajación de haber defendido mi tesis doctoral, lo cual venía siendo un ronroneo constante en mi cabeza durante las últimas semanas y agradeciendo a Ryanair por su línea Zaragoza-Bérgamo, más barata de lo que me dejaría en una noche por la calle Laurel de Logroño, decidimos conocer la región de los grandes lagos del norte de Italia.
Los últimos meses he estado trabajando en Ispra, una pequeña localidad al borde del Lago Maggiore (Italia), en lo que hasta hace unas décadas era la Euratom (Asociación Europea de Energía Atómica) y ahora el Joint Research Centre, enfocado hacía las energías renovables. Sin embargo, entre fines de semana de lluvia y de escalada, apenas he tenido tiempo para coger la furgo, conducir escuchando punk ibérico y de paso disfrutar de esta preciosa y verde región. Además, será la primera vez para Bea por esta zona y los dos tenemos muchas ganas de pizza y gelato…
Comenzamos la primera jornada visitando el Monasterio de Santa Caterina del Sasso (S. XIII), construido en una cavidad sobre el lago Maggiore. De allí, conducimos bordeando el lago hacia el sur, pasando por Ispra, cuya heladería aneja a la iglesia y el puerto con sus barcos nos merece una parada. Continuamos el recorrido por Sesto Calende, lugar donde el lago da vida al río Ticino, hasta llegar a Stresa y Baveno. Estas dos localidades, sobre todo Stresa, vieron un gran desarrollo a principios del Siglo XX debido al ferrocarril que traía a los suizos ricos a disfrutar de las bondades gastronómicas y del clima de esta zona. Baveno fue nuestro punto de partida para coger el barco hacia las islas «Bella» y «Pescatori» en el lago Maggiore. En apenas diez minutos desde la orilla disfrutamos de este par de islitas con sus callejuelas estrechas y casas floridas. Insaciados de los ocres de sus casas y jardines de azaleas, continuamos hasta Orta San Giulio, uno de los pueblos bonitos de Italia, levantado en una pequeña península del lago de Orta. Visitar estos pueblos en esta época y sin turistas poco tiene que ver con las muchedumbres de las que me habían hablado.

Monasterio de Santa Caterina del Sasso (S. XIII), Lago Maggiore

Bea en la isla Bella, frente a Baveno, Lago Maggiore

Isla de los Pescadores, Lago Maggiore

Isla de Orta San Giulio, uno de los pueblos bonitos de Italia, lago de Orta

Callejuelas de Orta San Giulio
Al día siguiente pondremos rumbo al parque nacional de Cinque Terre en la costa genovesa. Aunque el motivo de este parque nacional sea el de preservar la zona del urbanismo que han sufrido otras regiones mediterráneas, más que por su variedad de fauna y flora, estos cinco pueblos costeros son uno de los destinos más visitados de Italia. Aparcamos en un supermercado de Levanto y así nos ahorramos los 10-15 euros que piden en los aparcamientos públicos de este pueblo. Es recomendable recorrer el sendero azul, que conecta los pueblos por antiguos caminos sobre los acantilados. Todavía hoy se cultivan las viñas en las antiguas terrazas sobre el mar. La diferencia está en que antaño se sacaba la cosecha a hombros y hoy mediante un monorail suspendido sobre las laderas. Los pueblos de Corniglia y Manarola nos sorprenden con sus barcas de pesca atracadas en las calles, dado que sus puertos apenas llegan al tamaño de una piscina.

Viñedos de Cinque Terre. El día no prometía mucho pero fue mejorando!

Sendero azul de Cinque Terre. Une los cinco pueblos que forman el parque nacional por un sendero junto al mar.

Monorail para sacar la vendimia de las terrazas y llevar a los agricultores

Vernazza, Cinque Terre

Riomaggiore, Cinque Terre
Como todavía no estamos lo suficientemente cansados de pueblos bonitos con vistas a lagos o mar, y nuestro plan de escalar en Finale Ligure se ve truncado por una meteo tormentosa, ponemos rumbo al lago de Como de nuevo al norte. Este lago ha sido retiro espiritual de personalidades de la talla de Napoleón. De allí, cruzando la frontera con Suiza conocemos Lugano, donde muchos italianos esconden su dinero. Con decir que un kilo de cerezas costaba ciento-treinta francos (unos ciento diez euros), sí ciento diez , o un kilo de ciruelas treinta y dos, se puede definir bastante bien el espíritu del lugar. Después de ver estos precios, cruzamos con el rabo entre las piernas de nuevo a Italia, en el norte del Lago Maggiore. Visitamos Luino y Laveno (fundamental probar sus helados) y atracamos en Santa Caterina. Con la última luz de la tarde escalamos un par de vías de deportiva. Al día siguiente nos pondremos la pilas con la caliza de este lugar (Ver sección de croquis de este blog) haciendo muy buenas vías de regletas. Para celebrar estos buenos días y mi tesis nos zamparemos unas pizzas en el Laguna Blue, en Reno. Destacables son su impresionante comida y vistas sobre el lago. Para acabar este tour y aprovechando que Bea sale de Bérgamo, visitamos esta ciudad renacentista de típico estilo veneciano, cuya visita recomiendo encarecidamente. Paseando por sus calles sin rumbo fijo, no puedo evitar pensar en que no nos veremos en otro mes. Creo que ella piensa en lo mismo.

Cena de celebración en Reno, Lago Maggiore
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Qué recuerdos tan buenos leyéndote. Además he tomado nota de algunos rincones de la zona que no he visitado…todavía. Este es uno de esos post que crean afición por este mundillo de los viajes y los viajeros. Gracias!!! Un saludo desde Madrid
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Me alegro que te haya gustado! Si necesitas más información de la zona me comentas. Un saludo ahora desde Varese!
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