Las Landas, playas y muchos pinos

Aprovechando la buena meteorología de un verano que parece no claudicar, decidimos conocer la región de las Landas francesas. Si bien cercanas a donde vivimos, menos de tres horas en coche, han pasado desapercibidas a la ruleta de destinos de fin de semana, quizá porque su mayor desnivel sea el de las dunas de arena próximas a la playa.

Hace apenas 150 años esta región era una zona de humedales y marismas plagadas de mosquitos, donde incluso existía la malaria. Quizá los landeses, o el mismo Napoleón III tenían algún primo holandés y se decidió secar aquellas marismas. Además, se trató de fijar de algún modo la arena creando barreras que la retuviesen en una gran duna a lo largo de la playa y se repobló la región con pinos, muchos pinos. Gracias a eso, hoy en día es uno de los mayores bosques de Europa.

Empezamos el camino en el puerto de Capbreton, el único de una playa de tan «solo» 106 kilómetros. El pueblo recoge los principales elementos de un pueblo francés: el memorial a sus caídos en la Primera Guerra Mundial, panaderías donde cuesta mucho decidirse por la magnífica variedad de panes y repostería y jardines que aparentemente nadie cuida pero que parecen floristerías en si mismos y que aquí serían la envidia del vecindario. Vale la pena darse una vuelta por el muelle de madera hacia el faro y ver llegar a los pescadores a media tarde, donde allí mismo, en el cercano puerto venden sus pescados. Cuando oscurece, Capbreton despierta y nos ofrece un concierto de jazz en su plaza del ayuntamiento, así como un relajado mercado nocturno donde las crepes y los helados artesanos se mezclan con la artesanía del cuero.

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Playa de Capbreton hacia el sur. En total esta playa de las Landas suma 106km de longitud

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Faro de Capbreton

Más al norte, el tranquilo pueblecito de interior Léon también ofrece un mercado, esta vez diurno, donde embriagados por los quesos de oveja y el foie de pato conocemos la arquitectura local, en la que combinan madera y ladrillo de una forma muy elegante. Nos damos un remojón en la playa del Cap de L’Homy y también en el lago de agua dulce de Huchet. A lo lejos, y muy entre la bruma todavía se distinguen las montañas cercanas a Biarritz. Esa noche la pasaremos en el pueblecito de Vieux-Boucau, en la desembocadura del lago de Soustons, donde disfrutaremos de un genial concierto de rock, obra de los Surfsonics, en una plaza mayor a rebosar. Al igual que en Capbreton, se respira esa tranquilidad que hace famosos a nuestros vecinos. Ni los niños pequeños, ni los perros se atrevían a romper la cadencia de la guitarra en esta región con olor a pino y sabor a mar.

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Arquitectura tradicional en Léon, mezcla de ladrillo y madera

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Mercado de Léon

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Desembocadura del Lago de Huchet en el mar

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Precioso atardecer en el Atlántico

Un comentario en “Las Landas, playas y muchos pinos

  1. Desde luego chicos ,no se como os las arregláis para aterrizar en estos sitios tan cucos, porque si bonitos son los paisajes tanto más sus lugares .La puesta de sol , impresionante.
    Vosotros.si que os lo montáis bien.
    ¡ Hasta la próxima!

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