Grecia y Macedonia, tras las huellas de Alejandro

Mucho es lo que habíamos oído hablar mal de Grecia en los últimos años, fruto de su actual situación económica y social. Sin embargo, qué son unos pocos años para Grecia comparados con sus más de 3000 años de apasionante historia. Como bien dice el viajero y escritor Javier Reverte en su Corazón de Ulises, -nuestro pensamiento es griego, nuestra forma de sentir es griega, así que quizá todos seamos griegos.-

Aprovechando que mi buen amigo Dani de Logroño hacía un programa de voluntariado en Grecia, decidí hacerle una visita para conocer mejor el país. Pronto se animaría mi incondicional hermano Javier y otro buen amigo, José, el cual solo nos acompañaría los primeros días del viaje. Siguiendo el magnífico libro de Reverte, empleamos los primeros días en conocer algo más de la cultura antigua griega. Como siempre que es posible, es mucho más romántico viajar siguiendo los secretos de la historia de un lugar plasmados por un buen escritor, que por las cifras y fotografías de una guía de viajes.

Así pues, la espectacular puerta de los Leones de la ciudad de Micenas, cuna de la civilización micénica, nos daba la bienvenida a Grecia, en plena península del Peloponeso. No es difícil imaginar la gloria que sentirían los ciudadanos de Micenas al volver victoriosos de alguna de sus múltiples batallas. Esa misma gloria que recibirían los actores del cercano teatro de Epidauro, del siglo IV a.C., después de representar alguna gran tragedia ante los casi 14000 espectadores que podía albergar. La calidad de su construcción es exquisita y todavía hoy se puede escuchar perfectamente el sonido de una moneda de cinco céntimos al caer al suelo, estando sentado en su última fila, algo que comprobamos. La cercana ciudad de Nauplia, con sus calles de estilo veneciano (en un pasado perteneció a Venecia), es perfecta para pasear y conocer sus rincones.

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Puerta de los Leones de Micenas con José

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Teatro de Epidauro del IV a.C para 14.000 espectadores

A pesar de que es mucho más divertido viajar sin saber leer en el lenguaje del lugar en el que estás, esa tarde aprendemos las minúsculas y mayúsculas del griego. Como Javier es el más hábil traduciendo los carteles de la carretera, él irá de copiloto, mientras José nos amenizará con historias y música y yo me limitaré a seguir las indicaciones de ambos sin rechistar demasiado y prestando mucha atención a la forma tan interesante en la que se conduce en Grecia. Las líneas continuas, que en otros lugares indican que está prohibido adelantar, aquí «sugieren» al conductor que va a ser adelantado, que conduzca por el arcén el tramo necesario para que le adelanten. Curiosidades aparte, las cifras de muertos en la carretera deben de ser escandalosas, porque miles de capillas con la foto de los conductores fallecidos jalonan las carreteras de todo el país. Atravesamos el puente de Río-Antírio de 2252m, (puente más largo del mundo en su estilo) cercano a la localidad de Patras, rumbo al pictórico pueblecito de Nafpaktos. En este lugar acaeció la famosa batalla de Lepanto, todavía recordada por sus numerosas placas metálicas en honor a uno de sus más célebres soldados, Miguel de Cervantes. De aquí continuamos hacia Delfos, el Vaticano de la Antigüedad. Merece la pena reservar al menos medio día para pasear e imaginar cómo fue la vida en este lugar. Los cipreses se elevan hacia el cielo e incendian de verde las construcciones de piedra blanca de los templos, algunos regalo para el oráculo y hoy regalo para el que los visita.

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Puente de Rio-Antirio cerca de Patras, conecta el Peloponeso con el continente

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Puerto de Nafpaktos, lugar de la batalla de Lepanto

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Delfos, el Vaticano de la Antigua Grecia

Aprovechando una meteorología un poco estable para los próximos días, conducimos hasta los conglomerados de Meteora. Este destino, patrimonio de la UNESCO, no nos deja indiferente y pasaremos la próxima semana escalando en sus paredes. Meteora significa «caído del cielo» y no puede ser más cierta esta definición, al ver la belleza de sus monasterios ortodoxos del siglo XIV clavados en la cumbre de estas agujas verticales de roca. Así supuestamente, se libraban del ataque de invasores y buscaban el aislamiento necesario para su vida retirada. Disfrutaremos de la tranquilidad de la vida en el pueblo de Kastraki, mucho más relajado que la agitada Kalabaka, lugar donde se quedan muchos de los turistas. La primera noche nos tomamos unas cervezas «Mythos» en el restaurante de Vangelis Batsios, escalador y aperturista local, con el cual desde el principio nos llevamos muy bien. Él nos va recomendando las mejores vías para el día siguiente, y se preocupará por mirarnos con los prismáticos para comprobar que todo nos va bien por ahí arriba durante las escaladas.

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Uno de tantos monasterios en Meteora

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Agujas de Meteora

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Al mal tiempo, buena cara y buena dosis de humor

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Monasterio un poquito «expo» en Meteora

Nuestro primer itinerario es el «Heiliger Geist» (300m, 7a) a la aguja del mismo nombre. Los primeros largos nos sorprenden por la escasez de seguros y por el hecho de que las reuniones sean de un solo punto metálico, de más de 30 años de antigüedad. Mientras aseguro a Javier en un largo muy vertical, en el que todavía no ha protegido el factor dos de caída, José y yo nos miramos. Posteriormente nuestra atención se dirige a la única anilla que nos une a los tres a la pared. Hay momentos en los que las palabras sobran y más, si cuando al subir nosotros arrancamos uno de los bloques de los cuáles Javier ha estado agarrado unos minutos antes. Tras unas cuantas horas de escalada nos encontramos en la cumbre de la aguja. Las vistas son increíbles y podemos contar siete monasterios a nuestro alrededor, como sacados de alguna película mitológica de princesas y dragones. En la bajada en rápel nos detenemos en una capilla tallada en medio de la roca con imágenes de iconos de la Virgen.

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En la Heiliger Geist, Meteora

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José gozando como un ratón en el queso gruyere, Meteora

De nuevo en el restaurante de Vangelis, nos pregunta por la vía y nos confiesa que nadie la ha escalado en al menos los últimos 8 años. Eso puede explicar que algún agarre clave de la vía se hubiese roto a nuestro paso. A nuestro comentario del aleje entre seguros nos dice con cierta nostalgia «We were young and we were crazy» (algo así como que éramos jóvenes y además estábamos locos). La mayor parte de estas aperturas de estilo «psyco», traían la firma de escaladores alemanes y de Europa del Este y de escaladores locales. Entre ellos, Uwe Weinreich y el propio Vangelis se merecen una capilla de oración en algunos de sus largos por la calidad de sus aperturas…

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Con Vangelis Batsios, aperturista y escalador local. Merece la pena pasarse por su restaurante la Taberna Paradisos

Nuestro amigo José decide que la escalada psicológica está bien, pero sólo en pequeñas dosis, y decide marchar a Atenas para ver el Partenón y algunas de sus joyas. Javier y yo nos asentamos en un cobertizo sin paredes a las puertas de una ermita, lugar que será nuestro hogar. Es época de espárragos trigueros y las ensaladas y revueltos con tomate, aceite de oliva y queso feta son dignas de ser mencionadas por el mismísimo Homero.

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Nuestro hogar durante una semana en Kastraki, Meteora. Revuelto de espárragos con tomate y queso feta!

Todos los días nos llueve, pero no por ello dejamos de escalar. Es recomendable probar todas las paredes, ya que la roca difiere en calidad entre una aguja y otra. Especial mención se merece escalar el Spindel, una aguja impresionantemente bella que puede ser intentada por varias vías, todas ellas magníficas. Si tenemos que quedarnos con dos largos de todo Meteora, sin duda sería el largazo de 50m de la Kieseloulett al Spindel (6c+) y la travesía de 6c+ de la Thessalidsche Schallwemer. Menos mal que la escalamos el último día porque esta vía nos deja vacíos de cabeza…

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Javier apretando de lo lindo en la Kieselhulett (6c+) al Spindel, Meteora

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Javier devorando el goretex en la Corner of Madness (180m, 6b+)

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Musgo tracción en el primer largo de la Thessalische Schallwamer (285m, 6c+) al Sourlotis, Meteora

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Travesía clave de la Thessalische Schallmauer al Sourlotis

Finalmente, estos son los itinerarios que completamos, a los que pongo estrellas en función de lo bien que nos lo pasamos. Los croquis los encontraremos en el libro de la zona que venden en varias tiendas de Kalabaka.

– Heiliger Geist (300m, 7a) ***

– Schweizerkas (130m, 6b) (Bautorwafels) **

– Efialtis (145m, 7a) (Doupiawifels) ***

– Linie des fallende Tropfens (170m, 6a+) (Sourlotis) *

– Corner of Madness (180m, 6b+) ***

– Sophokles (170m, 6b) (Sourlotis) **

– Seidener Faden (40m, 6b) (Spindel) **

– Black out (140m, 6c) (Doupiani) **

– Kieseloulett (50m, 6c+) (Spindel) ***

– Risky Dacer (95m, 6c) (Echofel) **

– Thessalidsche Schallmauer (285m, 6c+) (Sourlotis) ***

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Heiliger Geist (300m, 7a)

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Kiesehoulett al Spindel (50m, 6c+)

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Thessalische Schallmauer (285m, 6c+) al Sourlotis

Debido a que están mojadas, nos quedamos sin escalar la Action Direct y Orchidea de Vangelis Batsios, que tienen muy buena pinta y que dejamos para el próximo viaje a Grecia.

A continuación ponemos rumbo al lago de Prespa, en el extremo noroeste del país, frontera con Albania y Macedonia. Es aquí, en este bello lago entre montañas nevadas, donde vive nuestro amigo Dani con otros voluntarios de otros países. El primer día vamos al bar del pueblo y probamos la retsina, un vino blanco elaborado en barricas de pino y de ahí su intenso sabor a resina. Cuando decidimos marcharnos a dormir, los lugareños nos invitan a una ronda y después a otra y a otra. El motivo es que estamos sentados con las voluntarias en el bar, y no quieren que para dos chicas que hay en el pueblo, estas se marchen a dormir tan pronto… Aquí pasaremos unos días muy agradables con los voluntarios visitando las cercanas Kastoria, ciudad a la orilla de un lago con mucho encanto, y Edessa, con sus cascadas encastadas en piedra tobácea. También subiremos algún pico cercano y comeremos la deliciosa carpa del lago Prespa. Después de haber pescado cientos de carpas y liberarlas de nuevo siendo niño, tengo que venir a Grecia a descubrir lo buenas que pueden estar si se limpian de espinas correctamente y se cocinan al horno con tomate, patatas y hierbas locales. Para despedirnos de Prespa haremos una barbacoa a orillas del lago que recuerdo con mucho cariño.

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Con los voluntarios de Prespa, Grecia

El día siguiente cruzaremos haciendo autostop a la vecina Macedonia. En este caso nos acompañará Dani y su novia Dita (de Letonia). Allí, en la primera ciudad que nos encontramos, Bitola, alquilamos un coche para los próximos días. Comprobamos cómo en pocos kilómetros existe un cambio de cultura importante entre Grecia y su vecina Macedonia, donde su población es mayormente musulmana. Conducimos hasta Ohrid, una ciudad auténticamente preciosa en la orilla del mismo lago Prespa. Nos hartamos de comer börek recién hecho (una ensaimada salada rellena de queso), mientras recorremos sus calles empedradas. Visitamos el teatro romano, el castillo y sus capillas, con la visión de un lago que se unía a las nubes. De ruta hacia la capital, Skopje paramos en el parque nacional de Mavrovo, aunque debido a la gran cantidad de nieve que hay, no podemos caminar demasiado.

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Los hermanos en Ohrid, a orillas del lago Prespa, Macedonia

Skopje es una capital con aroma oriental. Bastará caminar un rato por sus mercados, o por sus calles con restaurantes, para saber lo cerca que estamos de Turquía. Una figura de Alejandro Magno en caballo marca el centro de esta ciudad, orgullosa de su pasado glorioso.

Tras despedirnos de nuestros amigos, enfilamos a la última etapa de nuestro viaje cerca de Atenas. No podemos obviar una parada en Marathona. Aquí en el 490 a.C. sucedió una de las batallas más célebres de la antigua Grecia. Los persas atracaron en el golfo de Marathona para reprimir Atenas. Sin embargo, los atenienses dirigidos por Milcíades rodearon a los persas y los vencieron, evitando la conquista de Atenas. Frente a las 6400 bajas persas, los griegos sufrieron sólo 192. Sobre la tumba de los atenienses se erigió un túmulo de tierra, todavía existente. El maratón original circunvala este túmulo en recuerdo a tal gesta. Tras correr los primeros kilómetros de este maratón confieso que se me ponen un poco los pelos de gallina, como también se me pondrán al ver el atardecer desde el templo de Sounio, erigido en honor a Poseidón. Este templo podía ser visto desde kilómetros mar a dentro y marcaba la bienvenida de los marinos a su llegada a Atenas.

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Túmulo de Marathona. Tumba de los 192 atenienses caídos en la batalla contra los persas

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Templo de Poseidon en Sounio, Grecia

Habíamos reservado Atenas para el final del viaje y no podemos evitar sorprendernos de lo diferente que es la vida en la capital respecto al resto del país. Cuesta creer que en la Antigüedad esto fuese la punta de flecha del desarrollo, al ver el desorden y la falta de estética de las edificaciones modernas. Afortunadamente, podemos decir que hoy Grecia no es solo Atenas, y que su ideal de belleza se encuentre más ahora en el buen trato de su población y en su espíritu alegre. Será que es el final del viaje, pero desde el Partenón una mezcla de sentimientos aparecen. Sin duda estos días han sido una aventura para recordar…

Viaje (Abril de 2013)

2 comentarios en “Grecia y Macedonia, tras las huellas de Alejandro

  1. ¡Hola pareja! En principio comentaros que cada día me sorprendo más en ver lo que disfrutáis los dos, en esas intrépidas y peligrosas escaladas.También la cantidad de amigos que encontráis en cada aventura,
    Gracias por esos ratos que paso, siguiendo vuestras aventuras , disfrutando de esos impresionantes paisajes y aprendiendo cosas,que vosotros relatáis con tal precisión , que hacéis
    que las vivamos aunque sea con la imaginación.
    ¡ Seguid así, sois únicos !

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