Barbados

Barbados es el país más turístico de las Antillas Menores. Los pocos minutos que dura la aproximación y aterrizaje en Bridgetown sirven para hacerse una idea bastante clara de la geografía, economía y forma de vida de este pequeño país de 23 por 34 kilómetros y casi 300.000 personas. Por qué negarlo, durante esos instantes nos llevamos una desilusión al ver que la práctica totalidad de su territorio está transformado en campos de cultivo o en urbanizaciones de chalés. Barbados es el principal nexo de comunicación de las Antillas Menores con el exterior y su aeropuerto no para de recibir vuelos, bien para comenzar un crucero desde allí, o bien para disfrutar de una estadía en este soleado país.

Optamos por alquilar un apartamento y usar su excelente transporte público para desplazarnos. La desilusión inicial pronto desaparece al descubrir los verdaderos encantos de esta isla: su seguridad y tranquilidad, sus playas y, lo que es mejor, su excelente fondo marino. Pasaremos los próximos 6 días realizando snorkel por libre en muchas de sus playas y cocinando lo que nos apetece en el apartamento, lo que vienen siendo unas “vacaciones” dentro del propio viaje.

Al igual que las anteriores islas que hemos visitado durante este periplo caribeño, Barbados también estuvo poblada por arahuacos y posteriormente caribes, antes de la llegada primero de Colón y segundo de los británicos en el siglo XVII. No fue hasta 1966 cuando Barbados se independiza del Reino Unido -aunque su jefa de Estado siguió siendo la reina de Inglaterra hasta 2021-, cuando se convierten en república parlamentaria. La norma de población afrodescendiente y paraíso fiscal caribeño también se mantiene en Barbados, cuyo nombre, al igual que el de la isla de Barbuda, se desconoce si fue puesto por las barbas de sus habitantes nativos, o por las raíces como barbas de sus árboles.

En cómodos trayectos de transporte público -quizá un 20% de los vehículos que pasan por sus carreteras lo son- llegamos hasta el centro de la capital, Bridgetown. Lo que fue el antiguo mercado de esclavos, del que dicen se escuchaban los alaridos de dolor, penuria y muerte, hoy son galerías comerciales donde venden esmeraldas y relojes suizos, un salto muy cualitativo en nivel de vida. El hipódromo cercano al fuerte militar nos recuerda lo bien que saben los británicos mantener sus relaciones culturales y económicas con sus antiguas colonias.

Parlamento de Barbados en Bridgetown
Hipódromo de Barbados

En la misma capital se encuentra la playa de Pebbles, también conocida como Copacabana, donde hace unos años y, con mucho acierto, hundieron adrede varios barcos, desde veleros hasta pesqueros, convirtiendo el fondo arenoso blanco en una explosión de arrecife de coral y vida. Una multitud de empresas venden los servicios de guía para adentrarse en este parque marino ubicado a apenas 300 metros de la costa. Por la extrema cercanía con la playa, en lugar de contratar una excursión, directamente nadamos desde la orilla hacia los barcos de las excursiones, que nos indican con su presencia la ubicación exacta de los pecios. Esta playa es de por sí increíble por el color blanco rosado de su arena, pero el milagro empieza a pocos metros de la orilla, cuando las tortugas, águilas marinas, bancos de peces multicolores, más tortugas, peces murciélago y rayas eléctricas van apareciendo a la vista, hasta llegar al apogeo del coral de los barcos hundidos. Es difícil explicar con palabras el éxtasis de vida que existe a pocos metros de profundidad en esta costa.  Varias tortugas se acercan hacia nosotros en su camino hacia la superficie para respirar; una incluso llega a morder la sandalia colorida de Bea. Es por ello que, a pesar de las carencias en atractivos culturales, históricos y de naturaleza sobre el agua que este país tiene, nuestra sonrisa no desaparece de la cara. Así vamos explorando poco a poco y con la paciencia que la observación de animales submarinos requiere los fondos de Heywoods, Folkestone y Paynes, playas, todas ellas, ubicadas en sotavento, allí donde los sargazos no llegan. La existencia de paseos y pasarelas para recorrer la costa nos permite caminar cómodamente de playa en playa buscando las mejores condiciones posibles.

Los transportes públicos en Barbados son excelentes y claramente superiores a los de sus vecinos
Playa de Pebbles, arena blanca rosada y agua azul flúor sumado a su excelente snórkel
Playas de Bridgetown, capital de Barbados
Costa de barlovento de Barbados, parece que a las gallinas les gustan los sargazos

Así, cuando nos toca dejar el país, sentimos que abandonamos un espacio de confort y tranquilidad, un país que nos ha resultado muy fácil y cuyas primeras impresiones fueron erróneas. Salimos hacia el país vecino, un país envuelto en un aurea de país picante o peligroso, como es Trinidad y Tobago. El Caribe es tierra de contrastes y sin ninguna duda entre estos dos países lo habrá.

La costa de sotavento (occidental) esconde los mejores arrecifes en los que bucear

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