La estribación oriental de la pared de Berberana había llamado nuestra atención durante años por su belleza y aparente gran calidad de la roca. Como quien prueba una barra de pan recién sacada del horno, poco a poco, fuimos entrando en esta pared por su zona oeste, menos vertical y de dificultades más modestas abriendo dos vías bellas, ideales para hacerse en el día: «Calabaza» y «La sonrisa eterna». Sin embargo, todavía quedaba virgen la zona central, más vertical y larga, surcando varios desplomes hasta llegar derechos a la cumbre.

Pared oriental de Berberana. Las vías «Calabaza» y «La sonrisa eterna» van por la zona izquierda hasta el hombro herboso. En la zona izquierda se encuentra también la zona de deportiva de chorreras de Berberana

Con una meteo un tanto dudosa para el fin de semana decidimos darle un tiento. Cargamos las baterías del taladro y tantos cacharros como para subir el Capitán sin limpiar los largos, y allá que vamos. Tras una aproximación bastante cómoda para los estándares de la Sierra de Cantabria, discutimos por dónde abrir el primer largo. No tardamos en decidirnos por la placa de caliza gris, que promete ser divertida. Me saquetoneo un par de veces sobre una chapa hasta que consigo poner una uña y limpiar el canto clave. -¡Así, sí!, chillo a mi hermano. De ahí a la reunión todavía quedará un desplome con canto, que nos hace calentar los antebrazos.

El viento de la Sierra es ideal para curar chorizos, y el punto central de una reunión siempre es el más seguro para hacerlo

El segundo largo tira Javier. Tras intentar subir por la izquierda, se da cuenta que tendrá que meter varias chapas y retrocede como un cangrejo a la reunión. Por la derecha abre un largo muy bonito con una sorpresa a forma de puente de roca, que recuerda al juego de la pelota de los mayas. A mi me tocará limpiar de tierra alguno de los agarres, que más bien parecen maceteros. Con más tierra en el cuello que un topo, llego a la segunda reunión cobijada bajo un techo. Javier tirará de nuevo en este largo buscando la debilidad del desplome en forma de sabina que usará como agarre de pie. Tras unos cuantos bufidos lo veo sonreír colgado de una uña y pidiendo el taladro. – Fernan, un murito de agujeros y monto reunión. – Menos mal, ya está cayendo el sol-, le grito. Este largo surca un muro de mucha calidad con roca pinchuda naranja al principio y azulada al final.

Javier abriendo el tercer largo. Roca de calidad y ambiente!

En la R3. Cualquiera diría que al día siguiente saldría lloviendo

El día siguiente amanece lloviendo, aunque no tanto como para amedrentarnos. -Es escalar, o podar los cerezos en la huerta, digo a mi hermano. Quien haya podado bajo la lluvia entenderá de lo que hablo. Vamos encadenando los largos del día anterior con chirimiri, que mezclado con la tierra que limpiamos lo convierte en barromiri, toda una delicatessen para la escalada. Comienzo a abrir el cuarto largo rodeado de nubes. Los agarres se van sucediendo y la inclinación se va volviendo más agradable. Monto reunión con una chapa y una sabina. Javier continuará por un diedro fino y un techo fisurado hasta la cumbre. Este último largo es recomendable escalarlo con guantes de fisura aunque solo sea por tres dolorosos metros. En la cumbre las vistas son inmejorables con una Rioja que se tiñe de ocres y vinos. A pie de vía un abrazo sella «Dret a aburrir».

Abriendo el cuarto largo sobre caliza de agujeros

Javier en la preciosa cumbre del cogote occidental del Peña Parda

Croquis de «Dret a aburrir»